Una vez atravesamos el jardín la casa tiene dos accesos, uno en cada ala de la casa, uno para cada familia y llegamos a los vestíbulos, estos conservan la altura rebajada del porche y falta poco para que nuestras cabezas rocen el cielorraso. Estamos parados precisamente en el nudo que articula en “L” las alas masculina y femenina de la casa, y nos distribuye hacia todos los locales, incluido el único baño de la unidad.  Al movernos por la vivienda descubrimos que cada transición espacial va acompañada por un descenso en el plano de la cubierta, mientras que al interior de las distintas habitaciones el plano del techo vuelve a alzarse.

Cada habitación de la casa representa una variación sobre un tema estructural y arquitectónico. Este tema satisface los requerimientos básicos para el refugio de una persona que acampe: una espalda protegida, un frente abierto, un fuego y un tejado. La forma de las habitaciones, su relación con los patios y la alternancia de los planos del techo crean una interrelación espacial entre el interior y el jardín completamente nueva.

Las habitaciones tratan de representar una vivencia a través de nuevas soluciones a los problemas que Schindler veía en la vivienda tradicional, la primera que hemos visto es esa nueva forma de organizar el espacio mediante una nueva retícula, además ahora también lo hará mediante una distribución en “L” en la cual las habitaciones son entendidas como lugar de todos los acontecimientos y de ninguno en particular. Lugar donde dormir, conversar, cocinar, comer, estudiar, recibir amigos o aislarse por completo, esto se convierte en una propuesta absolutamente novedosa a nivel tipológico-funcional, no hay comedor, ni estar, ni dormitorios; el baño es independiente, pero no la cocina. El protagonismo se centra entonces en “la habitación”

Por lo tanto, es evidente que las habitaciones las rigen dos sistemas, efímero y eterno, diferentes pero complementarios, conforman la envolvente de los espacios interiores de la casa. Por un lado una estructura de muros de hormigón, conforma el plano de soporte y el respaldo firme y seguro del escenario doméstico, cosa que le pareció tan esencial en la acampada a Yosemite. Por el otro, una ligera estructura de madera, lona y vidrio, define la cubierta y el resto de cerramientos verticales, representando ese frente abierto, esa sensación de tener una espalda resguardada y a través de una conexión directa exterior-interior, mostrar el paisaje y a su vez estar dentro de él.

" La comodidad de una vivienda radica en su completo control de: espacio, clima, luz, estado de ánimo, dentro de sus límites", escribió Schindler en su Manifiesto de 1912 en Viena. La vivienda moderna " será un fondo tranquilo y flexible para una vida armoniosa". 4

Imagen 30-Vista exterior-interior

Analizando las habitaciones, vemos un notorio contraste pero que a la vez sigue en la misma línea que las habitaciones y seguro que marcados por su experiencia en el valle de Yosemite, estos son los baños, la verdadera cueva protegida de la casa. Si bien ilumina y ventila naturalmente pero no tiene el más mínimo contacto visual con el exterior. Las delgadas rajas entre los paneles prefabricados de hormigón sustituyen incluso sus láminas transparentes por vidrios translúcidos.

construyen integrados a los propios muros. Como conclusión al análisis de este elemento, podemos decir que estaban concebidas como un elemento de reunión, que a parte de dotar de calidez al espacio, genera un punto de atracción, encuentro y reposo que la habitación necesita dada su gran responsabilidad como lugar de encuentro donde se generan la mayor parte de las actividades de ambas familias a lo largo del día.

Imagen 33-Comida entorno a una chimenea exterior